miércoles, 13 de enero de 2010

Navidad contradictoria en Puente Génave

Una mezcla de sentimientos de tono agridulce me ha acompañado durante las fiestas navideñas en Puente Génave, el pueblo que me acoge durante ya casi 5 años. Me vine a vivir a la Sierra de Segura por motivos laborales, pero también porque quería probar la vida en un sitio tranquilo, en un entorno donde podía estar en contacto directo con la naturaleza.Pronto vi que había pocas ofertas de ocio y que una persona joven como yo podría caer en el aburrimiento. Una buena amiga me dijo que para hacer cosas en la sierra, había que empezar por promoverlas. Qué cierto es, me digo ahora, pero qué difícil también es calar en el sentir colectivo.

Fui conociendo gente interesante, gente con ganas de hacer cosas, con ideales. Con algunas de estas personas hemos conseguido echar a andar la asociación “Segura ecológica”, de productores y consumidores de agricultura ecológica. De momento tenemos suerte, apoyo, y sobre todo muchas ganas de unos pocos, de sacar esto adelante.

Con otras personas hemos creado la plataforma ciudadana “Segura solidaria”, grupo humano variopinto, integrado por personas de distintos pueblos de la comarca, con distintas profesiones y nacionalidades, cuyo nexo común es la solidaridad hacia los inmigrantes que pasan por la comarca en la época de la recolección de la aceituna.


La respuesta social a las actividades de la plataforma es diversa. Para situarnos, podría decir que comenzamos la andadura en la campaña olivarera 2008-09. Ese año se abrió la antigua guardería de la Puerta de Segura, haciendo funciones de albergue. También ese año hubo un grupo de inmigrantes en Puente Génave que, teniendo trabajo, no tenían casa donde vivir, y estuvieron alojados en el espacio bajo el escenario del parque Jorge Flores. Un grupo de voluntarios, contando con la colaboración del Ayuntamiento de Puente Génave, nos organizamos para mantener abierto el albergue durante unas 4 semanas más, después del cierre oficial, algunas horas al día, para permitirles ducharse y tomar una comida caliente. Los inmigrantes colaboraban en mantener las instalaciones limpias y nos ayudaron a recoger la ropa de cama, con la idea de que cuando terminara su estancia allí, los encargados del albergue hicieran lo que tuvieran que hacer, una vez acabada la campaña. Yo misma cerré el albergue, después de que el último inmigrante terminara su trabajo, y cogiera un autobús al día siguiente. Elhadji, se llama, y me agradeció, emocionado, todo lo que habíamos hecho por él.

Durante todo el año 2009, las personas que integramos la plataforma nos hemos reunido en múltiples ocasiones, convocando a los agentes implicados en el fenómeno de la inmigración a nivel local (administración, empresarios, párrocos, etc.) a nuestras reuniones, con la idea de planificar nuestras actuaciones para hacer frente a lo que se preveía iba a ser una situación más difícil. Creo que estas reuniones sirvieron para cohesionar más al grupo que somos, para hermanarnos y reconocer nuestras fortalezas y debilidades, pero poco más pudimos lograr.














En la campaña 2009-10, se abrió oficialmente el albergue de la Puerta de Segura, junto con los ya existentes de Puente Génave y Beas de Segura, pero la nueva política de estancia máxima de 3 días ha resultado insuficiente para satisfacer las necesidades básicas de muchos más inmigrantes que han pasado por nuestras tierras. Muchos los habréis visto: deambulando por nuestras calles, mañana y tarde, apostados en los sitios de siempre para esperar al “jefe” que los quiera contratar. Con un poco de suerte, también los habréis visto en torno a las 9 de la noche, entrando en una obra para resguardarse de las bajas temperaturas nocturnas. Los mismos que un rato antes habían sido rechazados en el albergue, porque ya habían pasado los 3 días de rigor y no podían seguir allí, aunque la plaza que acababa de dejar quedara desierta, ya que ese día no había venido nadie nuevo.
Con menos suerte, porque resulta más que evidente a poco que deis un paseo por el entorno del río Guadalimar cerca del puente de la Puerta de Segura, habréis visto también a los que duermen bajo el mismo, o quizás en la hora en la que hacen la comida, o encienden el fuego para calentarse.

Este año, en los días de mayor frío, no ha habido apenas iniciativas de abrir polideportivos u otro espacio para acoger a las personas sin techo. Creo que la manera en la que se ha gestionado esta cuestión no ha estado bien, porque sin mirar a la calle, se ha difundido la, en mi humilde opinión, equívoca noticia de que hay “nosecuantas” plazas libres en los albergues de la provincia, y que a todo inmigrante se le ofrece un billete para el próximo albergue. No se contabiliza ni se publica la otra cantidad, mucho superior, de inmigrantes que se quedan en la calle, ni se dice que el billete de autobús se oferta hasta el siguiente pueblo con albergue, independientemente de que tenga plaza o no. Si los inmigrantes hicieran lo que se les indica, andarían todo el día viajando, sin permanecer en un sitio el tiempo suficiente como para lograr contactar con alguien que les quiera contratar, en un momento dado. Porque sabemos que no hay trabajo para ellos, pero al final, muchos consiguen trabajar.














Suponemos que en materia de inmigración, habrá que seguir la política dictada desde el gobierno. Tras un tiempo de crisis mantenida, entiendo que desde lo más alto se trate de favorecer el trabajo de todos aquellos españoles que lo han perdido. Pero no deberíamos perder la memoria tan rápido; en otros tiempos necesitábamos mano de obra extranjera, y ahora que no se les puede ofrecer trabajo, deberíamos, qué menos, de proporcionarles lo mínimo para llevar una vida digna.

Si los gobernantes no pueden, o no quieren, parar los flujos migratorios, (también dudo que sea algo que sólo dependa de ellos) tenemos que adaptarnos a los mismos, ya que son una respuesta lógica a las crecientes desigualdades entre países desarrollados y en vías de desarrollo.

En la plataforma Segura Solidaria no pretendemos ir en contra de lo que marque la administración. Nuestro objetivo es tratar de facilitar cobijo y comida a personas que pasan por nuestra tierra, y que tienen dificultades para satisfacer esas necesidades tan básicas. Nos gustaría trabajar de la mano con la administración, pensamos que combinando sus recursos y nuestras ganas de colaborar, sería todo mucho más fácil. Porque los inmigrantes no van a dejar de venir.

En el mundo rápido y en constante cambio en el que vivimos, se hace preciso estar preparados para mover ficha, con eficiencia y con los menores efectos colaterales posibles. No podemos progresar como especie si no hay equilibrio. Las desigualdades que se ven en televisión ya las podemos vivir a las puertas de nuestra casa. No nos va a quedar lugar donde apartar la cara, ni escondernos. No se trata de caridad, se trata de empatizar con el otro. Que el color de su piel sea negro no es más que un detalle. Quien sabe si en un momento dado no seamos nosotros los que tengamos que buscar en otro país la oportunidad que no tenemos en el propio. Tenemos suerte de contar con recursos, y si podemos quitarnos de unos pocos, para darlos a otros que no tienen, sentiremos que hemos hecho algo más que justicia.

Creo que, después de todo, deberíamos de darles las gracias. Por llenar nuestras calles invernales y desiertas con su joven presencia, por mostrarnos un ejemplo constante de paciencia y entereza, al soportar sus duras condiciones de vida sin el calor y el afecto de su familia, y sin permitirse llegar a la desesperación que aboca al nuevo delincuente a cruzar la línea entre lo que está permitido y lo que no. Gracias, por permitir a muchas personas, como las que integramos la plataforma, a encontrar un nuevo sentido en nuestras vidas. Algunas personas de edad mayor, que se sienten útiles socialmente, cuando ya el mundo laboral ha prescindido de ellas. Personas en general que sienten que merece la pena luchar por hacer que el bien gane la partida.

Buscamos un bien social, buscamos favorecer el equilibrio, no pretendemos mercadear con la solidaridad, ni quedarnos con nada que no nos pertenezca. Invitamos a todo aquel que persiga los mismos valores que nosotros perseguimos a unirse a nosotros, porque queda mucho por hacer.

Gloria Cobo

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